Las 20 setas comestibles más populares en Vermont
Con un ecosistema rico y variado, Vermont ofrece un entorno ideal para los micófilos. Los bosques cubiertos de árboles de hoja caduca y exuberante maleza crean un fértil caldo de cultivo para las 20 setas comestibles más comunes. En esta guía encontrará descripciones detalladas de sus aspectos únicos, sabores característicos, hábitats específicos y usos culinarios versátiles. Así que coja una cesta, porque es hora de desenterrar los tesoros fúngicos que esconde el corazón de Vermont.
* Aviso legal: El contenido de los comentarios NO PUEDE utilizarse como base a la hora de COMER PLANTAS. Algunas plantas son MUY VENENOSAS. Compre plantas comestibles a través de canales oficiales.
Las setas comestibles más populares
1. Políporo escamoso
El políporo escamoso (Cerioporus squamosus) es un hongo de tamaño bastante grande, que prefiere las maderas muertas o árboles en decadencia. Los ejemplares jóvenes no son altamente tóxicos, pero a medida que envejecen se tornan duros e incomestibles, de ahí su nombre squamosus por la textura coriácea que alcanzan. No obstante, estas características lo hacen uno de los pocos hongos de los que se obtiene papel. Otro dato curioso es que su carne huele parecido a la parte blanca de la sandia, esa que normalmente no nos comemos.
2. Pollo del bosque
La pollo del bosque (Laetiporus sulphureus), es un hongo muy notable por su gran tamaño y vivos tonos anaranjados a los que debe su nombre común. Crece en las heridas de los árboles, a los que acaba destruyendo. Su carne es muy abundante, existiendo ejemplares que superan los 20 kilogramos.
3. Matacandil
El matacandil es una seta muy apreciada entre los aficionados a la recolección de setas. Una vez abierta, tiene un aspecto similar a la Macrolepiota rhacodes, aunque esta es ligeramente tóxica: en caso de confusión, es mejor desecharla puesto que ya estará pasada en cualquier caso.
4. Hericium americanum
5. Hongo coral
El hongo coral (Hericium coralloides), es un hongo que crece en maderas duras muertas. Curiosamente, ha aparecido en estampas postales en dos ocasiones, en 2010 en Bielorrusia y en 2002 en nueva Zelanda.
6. Suillus americanus
El suillus americanus crece en forma de asociación con el pino blanco y lo podemos encontrar en bosques del este de América del Norte y China. Aunque parece que tiene una palatabilidad desagradable, el suillus americanus es comestible. Por otro lado, existen reportes de dermatitis por contacto en algunas personas. Se asemeja mucho al Suillus Sibiricus, aunque el segundo se suele hallar al oeste de Norteamérica y en Asia.
7. Clavaria zollingeri
El clavaria zollingeri es una seta que llama la atención por sus colores vivos, sin embargo en especímenes viejos el color no es tan vibrante y se torna marrón grisáceo. Esta seta no es comestible. Encontrar esta seta es difícil porque es muy rara. Un rasgo distintivo es su suave olor a rábano.
8. Pedo de lobo piriforme
Una especie que suele crecer sobre madera en descomposición, el pedo de lobo piriforme suele tener adeptos, pero no se consume, al ser potencialmente tóxico. Aparece en grandes cantidades en el otoño, liberando sus esporas antes del invierno. Este hábito de liberar explosivamente sus esporas es lo que le ha ganado su curioso nombre común: ‘pedo de lobo’.
9. Bejín gigante
La bejín gigante es una seta con una amplia variedad de propiedades medicinales: es desintoxicante, desinfectante y antiinflamatoria. Se caracteriza por su gran tamaño y color blanquecino, lo que la hace difícil de confundir con otras setas. Es comestible, pero únicamente cuando la carne es blanca. Normalmente se consume frita.
10. Cuesco de lobo
Si no lo era totalmente cuando todavía no ha madurado y su carne es enteramente blanca, el cuesco de lobo se vuelve tóxico al consumo una vez que su carne se torna marrón y empieza a liberar esporas. La inhalación abundante de estas esporas puede causar irritación pulmonar.
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