Las 20 setas comestibles más populares en Alaska
¡Descubra el cautivador mundo de los hongos en Alaska! Esta región, conocida por sus ecosistemas diversos y prístinos, es un auténtico paraíso para las variedades de setas comestibles. En esta guía, exploramos las 20 setas comestibles más comunes de Alaska. Desde su aspecto único y su sabor inconfundible hasta sus hábitats preferidos y usos culinarios, le ofreceremos todos los detalles más jugosos. Sumérjase en el fascinante mundo de los hongos silvestres comestibles de Alaska y mejore sus habilidades de búsqueda o sus aventuras culinarias en el proceso.
* Aviso legal: El contenido de los comentarios NO PUEDE utilizarse como base a la hora de COMER PLANTAS. Algunas plantas son MUY VENENOSAS. Compre plantas comestibles a través de canales oficiales.
Las setas comestibles más populares
1. Hongo coral
El hongo coral (Hericium coralloides), es un hongo que crece en maderas duras muertas. Curiosamente, ha aparecido en estampas postales en dos ocasiones, en 2010 en Bielorrusia y en 2002 en nueva Zelanda.
2. Matacandil
El matacandil es una seta muy apreciada entre los aficionados a la recolección de setas. Una vez abierta, tiene un aspecto similar a la Macrolepiota rhacodes, aunque esta es ligeramente tóxica: en caso de confusión, es mejor desecharla puesto que ya estará pasada en cualquier caso.
3. Cuesco de lobo
Si no lo era totalmente cuando todavía no ha madurado y su carne es enteramente blanca, el cuesco de lobo se vuelve tóxico al consumo una vez que su carne se torna marrón y empieza a liberar esporas. La inhalación abundante de estas esporas puede causar irritación pulmonar.
4. Boleto calabaza
3. Normalmente confundido con el boletus amargo (Tylopilus felleus), el boleto calabaza es un hongo notablemente apreciado por su sabor y textura. De hecho, su nombre en latín (Boletus edulis) ya nos indica que es apta para el consumo, pues edulis significa “comestible”. Se puede utilizar tanto para preparar platos cocinados como para las conservas, ya sean en vinagre o en aceite.
5. Verpa bohemica
La verpa bohemica posee un peculiar sombrero pardo y campanulado con pliegues estrechos y una pierna larga, cilíndrica y lisa. Suele hallarse en bosques húmedos mixtos de suelos arcillosos, donde se supone que establece relaciones micorrizas con maderas duras o coníferas. La rareza de esta especie no hace recomendable su consumo.
6. Clavaria truncada
El clavaria truncada (Clavariadelphus truncatus), es cultivado con fines comerciales en la región del Pacífico. Está asociado usualmente a bosques de pino, donde lo conseguiréis durante los meses de otoño en el hemisferio norte. Podréis reconocerle fácilmente por su peculiar forma de mano de mortero, pero truncado en la parte superior.
7. Hidno escamoso
El hidno escamoso es un hongo que suele aparecer en bosques de coníferas de suelo arenoso. Suele ser desechada como comestible por su sabor amargo, aunque la cocción en los ejemplares jóvenes suele mitigarlo. En el este de Europa se deseca y emplea para la elaboración de condimentos.
8. Boleto picante
Un hongo no tóxico, pero demasiado picante para ser comestible, existen reportes de uso del boleto picante. De apariencia, no difiere en cuanto a lo que respecta un boletus, por lo que hay que tener cuidado. Aparece en bosques de suelos ácidos y cubiertos de hierba, entre el otoño y el invierno, dependiendo del clima de la región.
9. Rocites arrugado
El rocites arrugado u hongo gitano se suele encontrar en simbiosis con coníferas y hayas en bosques de zonas húmedas. Se trata de una seta muy apreciada en gastronomía en aquellos lugares donde crecen en abundancia. El rocites arrugado se asemeja a otros cortinarius como el Crocolitus o el Claricolor, pero estos carecen de su anillo característico.
10. Pedo de lobo piriforme
Una especie que suele crecer sobre madera en descomposición, el pedo de lobo piriforme suele tener adeptos, pero no se consume, al ser potencialmente tóxico. Aparece en grandes cantidades en el otoño, liberando sus esporas antes del invierno. Este hábito de liberar explosivamente sus esporas es lo que le ha ganado su curioso nombre común: ‘pedo de lobo’.
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