Las 20 setas más comunes en Nueva Zelanda
Desde los vigorizantes vientos de los imponentes Alpes del Sur hasta las exuberantes selvas tropicales costeras, Nueva Zelanda cuenta con ecosistemas salvajemente diversos, perfectos para el crecimiento de los hongos. Este vasto país insular posee una rica biodiversidad y variaciones climáticas, lo que permite que prosperen una serie de 20 especies diferentes de setas. Cada especie de hongo es única y salpica con gracia el paisaje, interactuando simbióticamente con la flora y la fauna de Nueva Zelanda. El conocimiento de estas especies de hongos permitirá comprender mejor el rico tapiz ecológico que se entreteje con la historia natural de Nueva Zelanda.
Setas más comunes
1. Falsa oronja
Esta seta ha sido usada como trampa de moscas y como símbolo dentro de la literatura popular. Definitivamente la falsa oronja es una de las setas más conocidas. No es comestible (de hecho es altamente venenosa) pero sus vistosos colores la han hecho protagonista de numerosas leyendas y asociaciones con el mundo mágico y la mitología.
2. Roya del mirto
El roya del mirto es un tipo de hongo patógeno, muy invasivo, asociado a la familia de los mytraceae. Aparece en hojas, frutos y brotes de árboles causándoles lesiones, deformaciones e, incluso, la muerte. Desde que fue detectado en Australia por primera vez en 2010, el roya del mirto ha provocado la extinción de tres especies arboríferas y tiene en jaque a casi el ochenta por ciento de los bosques nativos de ese país, la mayoría pertenecientes a la familia de los mytraceae.
3. Auricularia cornea
El auricularia cornea (Auricularia cornea), es un hongo de aspecto inusual, mejor conocido como "oreja de madera" por la extraña forma que tiene. Es de color pardo cubierto de una vellosidad fina. Aunque saprófito, puede atacar árboles viejos que estén por morir. Crece en cualquier temporada y sobre la corteza de los árboles.
4. Hongo de la canasta
El hongo de la canasta (Ileodictyon cibarium), es un increíble hongo que, de hecho, no parece un hongo. De joven parece un huevo, momento ideal para recolectarlo. De viejo, adopta una forma de cesta, blanca, maloliente y cubierta con una capa babosa que contiene esporas por dentro. Es nativo de la Isla del Diablo, en Nueva Zelanda, donde podréis encontrarlo fácilmente después de alguna tormenta.
5. Seta de la risa
Aunque existe debate sobre si seta de la risa posee propiedades alucinógenas, sí se sabe que contiene neurotoxinas muy peligrosas para el organismo, que hacen de su ingesta un peligro. Suele crecer formando grandes racimos, en madera muerta o viva (especialmente de pinos y eucaliptos), a lo largo del otoño.
6. Leratiomyces erythrocephalus
7. Seta de álamo
El seta de álamo suele avistarse entre los árboles. Tiene un sombrero prominente y achatado, de vivo color marrón. No salen en grupos muy grandes, por lo que se ve asomada a los troncos, vivos o muertos, llegando a causar 'pudrición del corazón' en los especímenes vivos sobre los que parasita. Además de atacar directamente a los seres vivos sobre los que posa, no se consume, por lo que observarla es meramente un placer estético.
8. Estrofaria roja
El estrofaria roja (Leratiomyces ceres), es un hongo de distribución amplia, muy afín a las Astillas de madera, lo que lo hace común en parques y otras zonas urbanas donde son usadas. Es una seta muy agradable a la vista por sus tonos rojos y su aspecto redondeado. Sin embargo, no es para nada comestible, y se considera potencialmente tóxico.
9. Aseroe rubra
Es reconocible por su olor a excremento, que atrae gran cantidad de moscas, y su forma de anémona cuando madura.
10. Yesquero bermellón
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